La historia interminable

¡Hola! Cuánto tiempo... ¿no? La verdad es que he andado un poco perdida este último mes, y no es para menos. Ya que estoy subida en una montaña rusa donde los ánimos y las emociones pasan de estar en auge a estar hundidas en lo más hondo; así, sin más, sólo en cuestión de horas... Por lo que me he permitido desconectar unos días, y tomar aire para coger la cuesta con más fuerza. ¿"La cuesta" digo? Sí, eso mismo. Desgraciadamente las cosas no han salido demasiado bien y, a pesar de pasar una primera semana magnífica, la situación dio un giro de 90 grados en cuestión de días. Para que te hagas una idea: vuelvo a estar igual que antes de la operación, o peor.  

Un par de días más tarde de la última visita médica, la rodilla se me puso completamente negra e hinchada, y el dolor había reaparecido. Aunque esto no fue lo que más me dolió, sino que un día -pasadas dos semanas de la intervención- me desperté, y cuando me fui a levantar de la cama me di cuenta de que no me podía incorporar. Se me había quedado "clavada" la rodilla en un ángulo de unos 90 grados y me costó más de media hora poderla estirar un poco. Lo pasé tan mal... ya no por el hecho en sí, sino porque volvía a estar con los mismos problemas que antes de la operación, exactamente con los mismos... "¿Por qué a mí?" Me preguntaba una y otra vez en medio de un mar de lágrimas...  Nada ni nadie me podían consolar; estaba frustrada, triste y abatida. 

Ir a dormir y encontrar con esto encima de la cama... Sin palabras.
Ir a dormir y encontrar con esto encima de la cama... Sin palabras.

Seguí haciendo rehabilitación -por enésima vez-, me visitó el especialista del centro, volví a tener visita con los traumatólogos y la conclusión fue: "toma cortisona, como último remedio, y si no funciona tendremos que volver a operarte". Oh, ¡qué bien! ¡Fantástico! Operarme para volver a operarme... ¡qué mala suerte la mía! Además, tomar cortisona no me hacía ni p*** gracia, la verdad. Menos cuando toda la gente me decía: "te vas a hinchar", "uy, pero si con eso engordarás" y cosas por el estilo. Me horrorizaba poder hincharme después de tanto esfuerzo por mantenerme en forma y se me vino el mundo encima cuando me dijeron que seguramente me tendrían que volver a operar para sacar uno de los implantes. No es que me da miedo volver a pasar por quirófano, que desgraciadamente ya estoy acostumbrada, sino que me aterra que después de tanto tiempo pueda a volver a estar como al principio (hace dos años); dado que si quitan este implante mi rodilla volverá a ser inestable, como al principio casi*. 

En fin, sólo me queda tener paciencia, seguir haciendo todo lo que pueda al respeto, y levantar la cabeza día sí y día también. Al fin y al cabo la vida son dos días, y no perderé meses de mi vida por esto. Claro que tengo y tendré momentos malos, pero nunca, nunca, nunca, dejaré que estos momentos se apoderen de los días. Cada día tenemos motivos para sonreír, por muy mal que puedan estar algunas circunstancias. Al menos yo no me voy a hundir porque las cosas salgan mal, puesto que tengo muchas cosas en esta vida por las que seguir disfrutando y por las que luchar, y apuesto lo que sea a que tu también. ¿Verdad?

Hasta la próxima y gracias por llegar hasta aquí (:

(*): No tan inestable, porque sólo me quitarán uno de los dos implantes que me han puesto, pero tendré bastante inestabilidad. 


Viernes 14 de octubre


© 2015 Andrea Rius; Educadora, deportista y aficionada en superarse día a día.  
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