Como las ranas en la nata

Mañana me opero y hoy me apetece contarte una historia, con la que siempre me he sentido identificada, pero ahora más que nunca: "Las ranitas en la nata", del libro "Déjame que te cuente", de Jorge Bucay. Relájate, lee, imagínate y reflexiona. Te aseguro que valdrá la pena...

"Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar. 

Una de ellas dijo en voz alta: - "No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril". Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco. 

La otra rana, más persistente o quizás más tozuda se dijo: - "¡No hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mí último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora". 

Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas. Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla. Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente".   
                                                          FIN

A veces, subestimamos el valor de la perseverancia enfrente a la adversidad, sin darnos cuenta que el esfuerzo, la constancia y la lucha nos pueden hacer llegar mucho más lejos de lo que podamos imaginar. Lucha por aquello que creas, enfréntate a todos aquellos obstáculos que te encuentres por el camino, pero nunca, nunca, nunca te rindas. Da igual si llegas más o menos lejos, porque si das lo mejor de ti, ya habrás ganado tu propia batalla. No bajes los brazos tan fácilmente... ¡seguro que aún tienes mucho por dar! Sólo tienes que intentarlo para saber hasta dónde puedes llegar.

Martes 15 de noviembre


© 2015 Andrea Rius; Educadora, deportista y aficionada en superarse día a día.  
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar