Sin ganas de nada

¡Hola! Bien, si en la última visita con el traumatólogo -un mes más tarde de la última intervención- me recetaron cortisona y me indicaron que en navidades volvería a pasar por quirófano, esta vez la situación ha terminado en operación. Sí, así, de repente, sin apenas darme tiempo para ser consciente de ello, vuelvo a pasar por quirófano. Hará unas semanas me tomé la cortisona y apenas noté diferencia; fui a otro traumatólogo para tener una tercera opinión, y dejé de ir a rehabilitación por recomendación médica. Al principio todo seguía igual aunque, al menos, la situación estaba estable; por lo que la semana pasada me animé a hacer bicicleta, por enésima vez. Nada, hice un par de días; los suficientes para que mi rodilla se volviera a revelar y, esta vez, para siempre.

Ayer por la tarde, de repente, la rodilla se me quedó bloqueada, y en esta ocasión ni la experiencia ni el tiempo pudieron volver a extenderla. Terminé el día yendo con muletas por casa, con un dolor que no se lo deseo a nadie y con la rodilla "clavada" en 80-90 grados. Entonces, me fui a dormir con la esperanza de despertar "como nueva", cosa que no ha sido así... me he despertado tal y como me acosté, y el mundo se me ha venido encima. Me he quedado todo el día en casa, tumbada, sin hacer nada. No me apetecía moverme, ni vestirme ni salir a la calle. Sólo quería estar sola, tranquila y desear que esta maldita pesadilla terminara pronto.

Máxima extensión que tenía hoy, 14 de noviembre
Máxima extensión que tenía hoy, 14 de noviembre

El dolor no cesaba y ansiaba como nunca que fueran las 16h., hora en la que tenía visita con el traumatólogo. Sólo verme con las muletas ya se ha atemorizado, y aún lo ha hecho más al ver la rodilla hinchada y deformada como estaba. "Esto no es normal", ha dicho, "te tenemos que operar cuanto antes". Entonces, ha venido el segundo traumatólogo y, después de mirar su calendario, me ha dicho: "el miércoles te operamos, ¿te va bien?", a lo que yo he respondido "claro, cuanto antes, mejor. Así no puedo seguir...". No saben si es una infección, si el cuerpo me está rechazando los tornillos o qué es, pero tienen claro que esto no puede continuar. Así que, rápidamente me han preparado todos los papeles y me he hecho las pruebas preoperatorias, para que estuviera todo listo para el miércoles.

Pase lo que pase sólo sé una cosa: quiero estar bien de una vez por todas y estoy segura que, cueste lo que cueste, tarde lo que tarde, habrá un día en el que vuelva a estar al 200%. De eso no me cabe duda.

Gracias por seguir ahí, tan lejos pero tan cerca a la vez.


Lunes 14 de noviembre


© 2015 Andrea Rius; Educadora, deportista y aficionada en superarse día a día.  
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